El portafolio es el mejor espejo del estudiante, puesto que en él el alumno ve reflejado todo el proceso de aprendizaje y los resultados conseguidos.
Se dice que el principal objetivo de un portafolio es que sirva para reflexionar. ¿Qué conseguimos al hacer que nuestros alumnos se cuestionen cosas? ¿Qué puntos positivos encontramos en que reconozcan sus debilidades? Ser conscientes de lo que uno no hace bien es el primer paso para mejorar. “Solo sé que no sé nada”, decía Sócrates, y sus alumnos aprendían con él el arte de la palabra, y buscaban con ansias la verdad de la cosas. Pienso que el portafolio puede ayudar a nuestros chicos a preguntarse qué no han hecho bien, y por qué no lo han hecho, y así elegir sus propias estrategias para conseguir sus metas y para mejorar, para que lo malo se convierta en regular, lo regular en bueno y lo bueno en óptimo.
Pero, ¿para qué les va a servir en un futuro? Según David Perkins, aprender a pensar es la clave para resolver problemas con eficacia y para tomar decisiones meditadas. Nosotros queremos que nuestros estudiantes sean críticos, que tengan éxito en sus vidas, que sean felices. Y también esperamos que construyan un mundo mejor y, si les enseñamos las habilidades adecuadas, quizás consigamos que la irresponsabilidad, el egoísmo, la ignorancia, la vanidad, la avaricia no impregnen las noticias de los periódicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario